El sublimado en tela es el proceso en el cual la tinta a base de agua pasa del papel en el que fue impreso al estado gaseoso, penetra en las fibras y así queda fijada permanentemente en la tela.
El sublimado en tela tiene la ventaja de que se alcanzan tonos verdaderamente idénticos, se puede lograr que sean equivalentes a las fotografías, las imágenes son permanentes, los colores pueden ser brillantes debido a la unión del colorante a las fibras transparentes de la tela sintéticas, y el colorante no se acumula en el tejido.
¿Qué se puede hacer con el sublimado en tela?
De esta manera, hay infinidad de objetos que pueden ser sublimados: mouse, pad, tazas, bolsos, delantales, gorras, portaretratos, identificación para mascotas, shorts, sandalias, placas de reconocimientos, rompecabezas.
Sin embargo, entre sus desventajas, se encuentra que las arrugas de la ropa durante la estampación dejan espacios en blanco, y suele ser un proceso un poco lento.
Para realizar esta técnica, las tintas de sublimación son un pigmento en suspensión en un líquido disolvente, como agua. Las imágenes son inicialmente impresas en papel de transferencia recubierto resistente al calor como una imagen inversa del diseño final, que luego es transferida a la tela de poliéster en una operación de prensa de calor a una temperatura alrededor de 180 a 210 C (375 F).
Para realizar esta técnica, se suele usarse planchas de calor, sobre esta plancha se coloca la tela y sobre ella el diseño a traspasar, luego colocas la estructura que permite succionar el aire, dejando todo al vacío, y cierras el horno. Así que listo, ya tendrás tu tela subliminada.
Ahora bien, para el sublimado en tela se debe tomar en cuenta que la misma debe ser de poliéster, debido a que si es una fibra mixta probablemente los colores no se fijen con la misma intensidad.
De igual forma, para evitar errores y desperdicios, lo mejor es probar en todas las etapas. Además, este paso te ayudará en determinar el espacio que ocuparás en la sublimación.
En cuanto al diseño, lo mejor es no tenerle miedo a trabajar con un diseñador gráfico que ayude a materializar la idea en un patrón listo para imprimir.